jueves, 31 de marzo de 2016

31/03/2016.- Jesús Marset

JESÚS MARSET

En las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, de Riópar, trabajó Marcelen Marset, apreciado técnico metalúrgico de Toulouse, solicitado para el equipo de expertos extranjeros en metalistería. Marcelen Marset se quedó a vivir definitivamente en el pueblo albaceteño dando origen a una dinastía de fundidores que hoy, en diversas ciudades españolas, poseen talleres de fundición y lampistería.
Jesús Marset San Miguel pertenece a la quinta generación hereditaria de un quehacer, que derivó a la par por el camino del arte y la industria. Su padre vivió en Riópar hasta los 23 años y decidió establecerse en Barcelona al quedar cautivado por el dinamismo de la gran ciudad, donde cumplió el servicio militar.
 " Mi padre abrió el taller " Industrias Marset Camacho" -cuenta- en la calle Galileo, número 277, de Barcelona, dedicándolo a la fundición de metales no férricos y a la metalistería. Fueron tiempos tan difíciles aquellos de la postguerra y disponía de tan escasas posibilidades económicas, que mi
madre colaboraba como un ayudante de fundidor."
La voluntad ilusionada y el trabajo que olvidaba las manecillas del reloj; la entrega total a la tarea, fue el ejemplo que tuvieron los tres hijos, quienes desde adolescentes se formaron a su lado compartiendo el taller con las aulas. José siguió cursos de arte, pintura y escultura en la Escuela Masana; Jesús es ingeniero técnico industrial; y Maribel, después de terminar profesorado mercantil, hizo Derecho.
La fabricación de cojinetes de bronce, piezas para lámparas clásicas, herrajes de puertas y ventanas y grifería; así como los encargos que se recibían en el taller de fundición fueron adquiriendo un renombre conquistado por la especialización en objetos de resolución difícil, en los que sobresalía la calidad de las aleaciones; condición casi justificada por la
herencia, ya que el abuelo había escrito un interesante volumen sobre " Aleaciones y metalurgia".
"A los veintitrés años de funcionar la empresa, en 1965 - ya nos habíamos trasladado a la calle Novell, 29- decidimos dedicarnos exclusivamente a productos de iluminación. A los hijos nos entusiasmaba la idea, quizá motivados por lo atractivo de la creatividad. Las lámparas nos gustaban, especialmente las no clásicas, las que obedecían a un diseño
acorde con la marcha del tiempo, del interiorismo, de la moda."
Con la firme idea de evolucionar, los Marset pronto establecieron contacto con Josep María Magem, diseñador industrial con la sólida base de Bellas Artes.
Finalizaba la década de los sesenta cuando presentaron la novedad del interruptor, que actuaba por contacto manual, por transmisión de la energía estática del cuerpo humano; el llamado sistema "Touch" que ya entonces incorporaron a los nuevos diseños.
"Mi padre, poco a poco, nos fue dejando todas las riendas de la empresa; y vivíamos esa etapa tan necesaria de los reconocimientos, cómo el tener piezas seleccionadas por la Agrupación ADI-FAD en 1970. La apuesta por lo original crecía, de manera que se incorporó a la casa el equipo de diseñadores formado por Aragall y Pérez Mateo; y creamos la marca "Marset Selección", exclusiva para lámparas de diseño, que al año siguiente - en 1975- llevaríamos a la Feria de la iluminación en París, obteniendo el premio " Formas Utiles".
La expansión, a todos los niveles, se imponía. El domicilio social e industrial se desplazó a Badalona; y la entidad pasó a ser sociedad anónima con modernizada estructura empresarial, aunque manteniendo el carácter familiar.
Jesús Marset habla con espontaneidad y recuerda con admiración, cariño y tristeza, a su hermano Pepe, promovido a director, que murió en accidente de coche cuando se dirigía a Madrid para montar el stand en la Feria Interlum 83.
"Estaba ilusionadísimo con el lanzamiento de la nueva marca. Había encargado el diseño gráfico al Estudio Soley-Torrecilla y la colección de lámparas a Magem. El accidente nos derrumbó moralmente,. fue en la carretera a la altura de Fraga, por causa del hielo. Magem y dos compañeros más de la casa iban con él, pero no pudieron hacer nada. Estuvimos tentados de renunciar a participar en el certamen, pero también pensamos que sería como un homenaje convertir en realidad aquel proyecto del que fue promotor. y la verdad es que el resultado fue totalmente satisfactorio."
Jesús Marset tomó el relevo en la dirección. Incorporó la empresa al Salón Internacional del Diseño para el Hábitat y comenzó a concurrir a las principales Ferias Nacionales e Internacionales, lo que le permitió abrir nuevos mercados en el extranjero. Además de Magem, con quien sigue manteniendo una colaboración estrecha y constante, cuyo trabajo
obedece aun concepto racionalista, incorporó a Carlos Bermudo, creativo de gran fantasía, y a Cristian Díez, que armoniza con originalidad planos en movimiento.
En 1992, al conmemorar el cincuenta aniversario, propuso a los diseñadores que con entera libertad, sin que pesara sobre ellos condicionamiento mercantil alguno, realizasen la lámpara que deseaban; Bermudo empleó un volumen de cerámica con gran textura, "Barcino"; Díez concibió "la Dona", pantalla de sobremesa curvada; y Majen presentó
"Retro", lámpara de pie de línea funcional pero con múltiples cristales articulados recordando las lágrimas. Todas constituyeron un éxito y siguen solicitándose. Las tres lámparas figuran en un núcleo especial de la gran sala exposición, en donde permanece, como memoria para la nostalgia del pasado, la lámpara clásica de bronce.
"Mis hijos continuarán la saga - confiesa con satisfacción -; ya están incorporados. Javier es economista y se encarga del área del mercado internacional; Carlos, ingeniero, es el responsable de las compras."
¿Raíces también en la tierra? .Jesús Marset afirma. "Y tanto. Tenemos un cortijo en Riópar, el "de la Basilisa", en Los Chorros, a 500 metros del nacimiento del río Mundo. Acudimos todos los años. La tierra y la familia nos reclaman. y voy a confesarle algo; me gusta saber que todas las campanas de la comarca llevan la firma de Marset."
 
 

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