domingo, 6 de marzo de 2016

6/03/2016. Certamen Literario 2002


De esta edición tengo alguna foto que pueden verse al final.

El tema de esta edición es: RIÓPAR

También hubo una novedad, aunque no se volvió a repetir, que fue la edición de unos premios infantiles, de los que también tenemos unas fotos así como de la cena de clausura del evento.


El primer premio de prosa, titulado LA MEMORIA DE LOS SENTIDOS, cuyo autor es un servidor de ustedes, lo podemos leer a continuación y, acto seguido, el primer premio de verso, titulado LLAMADA, obra de Antonio Avilés Rodríguez.







LA MEMORIA DE LOS SENTIDOS

Cuando ya comenzamos a peinar canas - o a no peinar gran cosa - y los años se nos van amontonando en el alma; las raíces del recuerdo van hurgando en las profundidades del anteayer los momentos y sensaciones más remotos y nos los hacen florecer en las ramas de la memoria.  Todo aquello que dejó profunda huella en los sentidos, en aquellos maleables años de la infancia y la adolescencia, se vuelve a hacer presente y vivo. Reaparecen en nuestro hoy las imágenes, sonidos, olores, sabores y sensaciones táctiles del ayer.

VISTA
Aunque Riópar - hoy y siempre - es un regalo para la vista, hay momentos irrepetibles que quedaron grabados en la retina  y vuelven a aflorar como Los Chorros en súbito reventón:
- Escenas tales como aquellas impresionantes tormentas en el monte y madre haciendo una cruz con sal, recitando aquello de:
"Santa Bárbara bendita
que en el Cielo estás escrita
con papel y agua bendita,
los moritos en las peñas
y Jesucristo en la cruz,
Padre Nuestro, amen Jesús."

- Los vecinos tomando el fresco en las noches de verano:
Aquellas veladas de Agosto, recuerda...
Todos los vecinos, las sillas afuera,
hablando, contando lo humano y divino
bajo las estrellas.
La calle Valencia, y en la de Las Huertas,
desde la Placeta llegaban y, todos,
pegaban la hebra.

- Aquellas otras veladas de esfarfollo en que se juntaban familiares y vecinos, se contaban chascarrillos y se repartían abrazos y repiscos  según fuera la color de los granos de la panocha.
- La procesión del Encuentro, rematada con la quema del Judas y ¡cómo disfrutaba la chiquillería cuando iban detonando los petardos que llevaba dentro!.
- Los Inocentes en busca de provisiones, casa por casa, mudos pero con sus almarás se hacían entender  y la gente les iba pinchando morcillas, chorizos...
- Las muchachas bailando el "Miércoles" y cantando aquello de 
"Arriba Martín
que eres un galopín,
que por no trabajar
te subes al pajar
y te echas a dormir"

 mientras los zagaluchos se lo intentaban arrebatar y,  al mismo tiempo, tiznarlas con los mojabones.
- Las barcas voladoras, los chambileros, las animadoras que espiábamos a escondidas y que no nos dejaban ver por ser muy ñacos, los circos ambulantes con su Pochichi  y su chivito equilibrista, las carreras de cintas en el Paseo, las cucañas en Las Balsas.
- Las luminarias, los ramos de San Juan, las mozas recorriendo arriba y abajo el Paseo y - ¿cómo no? - los mirones en las escaleras de la Cruz de los Caídos.

OÍDO
Los recuerdos sonoros también vuelven y podemos sentir de nuevo: 
- La sirena llamando al trabajo y; como decía la Teodora,  "¡pobre animalico! ¿qué le estarán haciendo pa que chille tanto?".
- Los aguilanderos cantando:
"en el Portal de belén
hay un tío carrascuño
que tiene las uñas negras
de tanto rascarse el culo"


y también lo de:
"entra, entra, mochilero,
con la mochila en la mano,
hinca la rodilla en tierra
que te den el aguilando"

- Los quintos también cantaban sus coplas tradicionales y alguna que otra satírica que aún recuerdo:
"semos los quintos de hogaño
que nos vamos pa Abisinia
a matar los italianos
que nos tiene interriña,
.
Son los quintos madre,
son los quintos son..."

- Las campanas del Sábado de Gloria mientras recogíamos guijarros para conjurar las tormentas.
- Los cencerros del rebaño cuando el pastor pasaba por las casas a llevarse al Coto las cabras de la leche, ¡Qué bien se escuchaban desde la cama en las frías mañanas de invierno!.
- Aquellas verbenas por la Banda de Música en el quiosco del Paseo de los Plátanos.
- El regateo de los tratantes en La Cuerda mezclado con balidos, mugidos y rebuznos. 
- Los charlatanes que vendían mantas enredando con su verborrea a los cortijeros con:  "...y no le cobro ni seis, ni cinco, ni cuatro... la primera señora o caballero que diga ¡para mí! se llevará, además de esta manta de matrimonio, la maravilla de la técnica, esta otra de viaje para la burra  y además..."
- Los bandos del Pregonero, con aquella turuta, anunciando:
"¡tuuuut! El que quiera compraaaaar sardineta frescaaaaa que vaya a...."  
o aquello otro:     "¡tuuuut! De ordeeeeen del señor Alcaldeeeee se hace sabeeeeer... "
- Y las estridentes escalas que el afilador  interpretaba con su flautilla de Pan.

OLFATO
Este es un sentido poco valorado, sin embargo es capaz de mover las fibras más sensibles del recuerdo. ¡Cuantas veces, evocando un olor, nos trae a la memoria las imágenes, sonidos, sabores o sensaciones que lo acompañaron!
- Olor a calzado nuevo de suela de cáñamo, a paja recién trillada, a tiza, a pupitre, a goma de borrar, a ajo porro frotado en las manos por si los palmetazos del señor maestro, a tabaco verde fumado a escondidas por si los rondines, a virgaza, u hoja de patata  de las primeras caladas, al humero en las veladas de invierno, al brasero bajo la mesa camilla y a las panochas asadas en la lumbre, a lámpara de carburo, a leche de cabra recién ordeñada, a corral de ovejas, a luminaria de romeros, a toliagas y gorrino chuscarrado, a morcillas cociendo, a humeante aceite tostado, a bandejas de mantecados y madalenas calientes de vuelta del horno y a las lamparillas de aceite de las Ánimas cuando se acababa el aceite y comenzaban a crepitar.

GUSTO
Y ¿cómo olvidar aquellos sabores?, ni los más exquisitos manjares pueden impedir que se me despierten las papilas gustativas y se me haga la boca agua al recordarlos.
Hoy en día hay muchos platos que se siguen cocinando en los bares y restaurantes, pero; parece que cualquier plato pasado fue mejor. Dejando al margen estos platos y otras delicias gastronómicas tradicionales como: los andrajos, las migas ruleras, el caldo crillas, las fritillas, las hojuelas, los nuégados, los panecicos dulces o panetes, las cosas de horno y el pan de cortijo recién horneado  y tantos otros, no puedo evitar el evocar:
- Aquellos almuerzos  en la escuela: pan con mantequilla salada y leche en polvo de los americanos.
- Los calostros, que sólo se podían disfrutar en contadas ocasiones.
- Aquellas meriendas: pan con aceite y sal o azúcar (pero con aquel aceite), pan con vino y azúcar, pan con leche condensada, pan con chocolate, aunque a veces fuera difícil localizar la onza entre el pan.
- Los huevos batidos con leche o vino, los garbanzos tiernos, las collejas, las vidarras, las ciruelas verdes, las panochas asadas, el salón, los chorizos, morcillas y butifarras caseros, las gaseosas de Marino que se vendían solas en el caño de Severino.
- Y en el invierno, cuando teníamos nieve, disfrutaba haciendo helados con la heladera. Era divertido ir removiendo y luego estaba rico, rico...

TACTO
Es el sentido del que somos menos conscientes pese a que es el único que está siempre activo en cualquier circunstancia y que no está localizado en un solo punto del organismo, sino distribuido por toda la epidermis.
Es difícil recordar sensaciones táctiles pero, además de las derivadas de las relaciones interpersonales: el primer beso, las primeras caricias...  no quisiera echar en el olvido las siguientes:   
- Las cosquillas que nos hacían en la mano - tratando de escapar - los ladrones que cazábamos en el Cerrete.
- La frescura del agua de los chabancos cuando nos dábamos los primeros zampucones y ¡cómo tiritábamos al salir del agua!.
- Los repiscos, los palmetazos o capones del maestro,  y tantas y tantas otras sensaciones que cada cual guarda en lo más profundo.

Estas son las cosas que me traen los sentidos y que, supongo, muchos de vosotros compartiréis al menos en parte; ahora os toca a vosotros cerrar los ojos y  hurgar en los posos del recuerdo, porque:  los recuerdos son los ladrillos de los que estamos hechos y los puentes que unen nuestro pasado a nuestro presente y a nuestro entorno. 


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LLAMADA


Silencio,
que el agua lo dice todo,
cayendo desde la piedra.

Silencio.
El viento ponen la música,
canta la madre tierra.

Desde los Picos del Oso al Padrón,
desde el Pernales a Gallinera
lanzan sus sones de "pita"
los paisajes de esta sierra.

Callad,
no necesitamos palabras.
Los montes, repletos de vida,
desde el Calar os llama.

.Oíd. Escuchad.
Es Riópar quien os habla.

Recordad;
tantos años de historia truncada;
calamina fundida en metales
que como el oro relumbraba;
y, sin saber por qué,
sus brillos se apagaron,
de la noche a la mañana,
en un cruel olvido de la historia,
jamás recuperada

Venid. Regresad
hijos de madre tan amada.
Tuvisteis que salir de su vientre,
para otras tierras lejanas;
empujados por la necesidad
de ganaros el pan que os sustentaba.
iArriba!
Que no os duelan las espaldas.
A vosotros os toca ahora
revivir lo que la historia mataba;
con nuevos aires, nuevas ideas
y la naturaleza por aliada.

Haced de éste, vuestro pueblo,
ejemplo de casta brava;
espejo de pundonor y hombría,
donde los demás aprendan,
que muy poquito a poco,
con amor, lucha y nobleza;
se puede recuperar un pueblo,

una historia y una leyenda







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